Andaluz, en serio

por | Feb 28, 2018 | Columnas

Soy andaluz (como Séneca, como Picasso, como María Pineda) y me gusta la playa, disfrutar del sol, de la calle y del chiringuito. Aunque entiendo que te resulte gracioso mi acento, a veces hablo en broma y a veces te hablo en serio.

Soy andaluz (como María Zambrano, como Antonio Muñoz Molina, como Trajano), de un tierra labrada por los que la sudan cada día para regalar a la vista mares de olivos, campos de trigo, hileras de viñedos; y donde también florece la cultura en teatros, auditorios, conservatorios y en más de once universidades llenas de alumnos, catedráticos y doctores. La mayoría muy buenas; algunas excelentes, como la Universidad de Granada que ocupa el tercer lugar de las mejores de España en el Shanghai ranking.

Soy andaluz (como Lola Flores, como Bécquer, como Federico Garcia Lorca) y cuando surge una fiesta nunca falta una guitarra, pero cuando no surge tengo en casa una biblioteca para elegir entre Gabriel García Márquez, Conrad, Cervantes, Dickens, Kapuscinsky, Conan Doyle…

Soy andaluz (como Juan Ramón Jiménez, como Velázquez, como Camarón de la Isla) y canto fatal. No escucho flamenco, bailo sevillanas regular tirando a mal y no me gustan las procesiones de Semana Santa, pero me han emocionado cien cantaores, disfruto con los amigos en las casetas de la feria y me sigue cautivando el rachear de los pasos de los costaleros sobre el asfalto.

Soy andaluz (como Bernardo de Gálvez, como Elvira Lindo, como Antonio Machado) y trabajo ocho horas diarias. Prefiero gastar días de mis vacaciones disfrutando con mi familia y mis amigos del ambiente de la feria o de la Semana Santa, pero que eso no te engañe: en mi ciudad y en mi comunidad autónoma hay los mismos días festivos que en el resto de comunidades y ciudades de España.

Soy andaluz (como el emperador Adriano, como Murillo, como Alberti) y tengo la suerte de poder gozar a diario de vistas adornadas con los vestigios que dejó la gran plaza pública que fue, ejemplo de convivencia entre culturas, puerta de entrada del Nuevo Mundo, sede de la primera constitución liberal de Europa durante el que posiblemente fuera el escenario más cosmopolita e ilustrado que ha vivido España en toda su historia.

Soy Andaluz (como Carmen de Burgos, como Averroes, como Paco de Lucía). Nací en una tierra alegre y trabajadora, hoy pionera en la investigación genética y en la lucha contra la diabetes o el cáncer.

SOBRE MÍ

SOBRE MÍ

En casa preferían un médico o un abogado, pero en la ecografía salía un periodista. Supongo que el capítulo más trascendental de mi vida fue en el que aprendí a escribir. Aquello marcó el resto.

Cuando calzaba nueve años ya golpeaba torpemente las teclas de una vieja Olivetti que mi padre conservaba en su despacho y que daría algún órgano interno por recuperar, pues se extravió en algún rincón del mundo. En ella emulaba las historias de Tintín o de Los cinco e imaginaba mis primeras aventuras.

Con los años acabé la carrera de Periodismo y logré vivir de escribir, ya sea relatando los sucesos reales que contábamos a los oyentes en la SER, en columnas de opinión de periódicos y blogs o como redactor creativo en agencias de publicidad.

Mi relato Stari Most fue premiado como finalista del Certamen Entrelibros y he publicado otro libro de relatos llamado Púgiles de tinta que se encuentra en período de reedición de cara al lanzamiento de su segunda edición.

Aquí escribo sin ataduras ni complejos, con la misma ilusión -y a menudo torpeza- que aquel niño de nueve años que aporreaba las ruidosas teclas de aquella vieja y perdida máquina de escribir.

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